MARTES, 2 DE FEBRERO DEL 2016 - 11:05 H
Con la llegada de febrero, muchos universitarios finalizamos el primer semestre de docencia, para dar comienzo al segundo periodo lectivo. Tras los nervios de los exámenes finales, llegan las notas y con ello sorpresas agradables, y otras no tanto.
Soy de los que les gustan los profesores con los criterios de evaluación claros desde el primer día, pero por desgracia no siempre es así. Cursando una asignatura en inglés, me encontré con que el primer día de clase el profesor nos comunicó que el examen final se podía redactar tanto en inglés como en francés y castellano. Pero dos minutos antes de empezar el examen, decidió que sólo se podía contestar en inglés. Además, cambió el sistema de evaluación una semana antes del examen final al establecido por la guía docente al principio de curso, y a posteriori, lo volvió a cambiar por otro diferente después de haber hecho el examen final.
En la universidad me he encontrado con todo tipo de profesorado, algunos más rigurosos y objetivos que otros. Me gusta la enseñanza de calidad ya que es la clave para un aprendizaje de calidad, y algunos docentes deberían pensar en ello antes de cambiar de criterio o evaluar de manera diferente al establecido desde principios de curso, evitando así confusiones y malentendidos innecesarios.
Rubén Gil.
El Periódico de Cataluña.
El Periódico de Cataluña.
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